La vocación de san Pacomio
(292/294?-346)
Representante del monacato en
Egipto
Es
recordado hoy en día como uno de los magnos personajes de los primeros siglos
cristianos. Ocupa un lugar entre los grandes monjes contemplativos. <<La atmosfera sobrenatural, para
ellos era algo constante>>.
Nació en Sneh, comunidad situada a la orilla izquierda
del Nilo, al sur de Tebas. El ambiente en el que creció fue el de una familia
campesina, todavía pagana. A la edad de 12 años, y contra su voluntad, fue
reclutado por el ejército del emperador Maximiliano, y llevado a Tebas. Lugar
donde permaneció preso, junto con un grupo de amigos.
Fue también en esta cárcel donde tuvo su primer contacto
con el cristianismo. Gracias a los habitantes de Tebas, quienes le alimentaron
a él y a sus amigos. Actitud que cuestiono a Pacomio: “¿Cómo así estos hombres
nos tratan tan humanamente si ni siquiera nos conocen?” “El gesto fraterno de
estos cristianos, le harán comprender que el cristianismo es en su sustancia
amor a Dios que se pone al servicio de los demás”.
Tras su liberación se refugio en la aldea cristiana de
Seneset (actualmente Kasr-es-Sayad). Donde después de un catecumenado fue
bautizado la noche de Pascua del año 313. Esa misma noche, en una visión Dios
lo invitó a ponerse al servicio de los hombres, tal como lo había prometido en
su estancia en la cárcel de Tebas. Y durante tres años ayudó a las personas
enfermas y dolientes de aquella comunidad.
Después de este servicio, se sintió atraído por la vida
anacorética. Y por mediación del obispo Alejandro, se puso bajo la dirección de un santo anacoreta, que vivía en las
inmediaciones de la aldea de Seneset. El nombre del anacoreta era Palamón, y él
inició a Pacomio, “en la vida ascética y monástica: ayuno y trabajo manual,
oración continúa, lectura y meditación de la Escritura, apertura del corazón y
obediencia al anciano”.
Luego de siete años de formación, Pacomio, tuvo otra
visión la cual determinó su vocación cenobítica: “Después de haber caminado 10
millas, se detuvo a orar en una aldea abandonada llamada Tabennesi a orillas
del Nilo. Cuando una voz del cielo exclamó: Pacomio –le dijo- Pacomio, lucha,
párate aquí, construye un monasterio, ya que muchos acudirán a ti, se harán
monjes contigo y se sentirán espiritualmente beneficiados.
Al conversar esto con su maestro, este le confirmó que la
voluntad del Señor, era que edificará una casa en ese lugar. Luego de superar
un periodo de dificultades, a través de un itinerario interior, llegó a realizar
su vocación a la Koinonía (vida en
comunidad). En los monasterios por él
fundados se formaron centenares de monjes.
En el 346 debido a una terrible peste el número de monjes
diezmo. Y entre ellos se contaban también al fundador.
Pacomio, falleció el 9 de mayo del 346. Para esa fecha
había 9 monasterios masculinos y 2 femeninos. San Pacomio es reconocido como
fundador del cenobitismo y como el primero en formar una congregación.
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