jueves, 14 de marzo de 2013


San Benito de Nursia

Las fechas en lo referente a su nacimiento y muerte no son del todo seguras. Los datos tentativos es que vivió en la Italia Central desde al año 480 hasta el 547.

Las fuentes que nos hablan acerca de san Benito son: Los Diálogos de san Gregorio Magno y los 33 dísticos del poeta Marco. «Son tiempos difíciles aquellos en los que nace Benito y más difíciles serán aún los que le acompañen a lo largo de toda su andadura terrestre». Roma ya no es la cabeza de ningún imperio. Roma ya no es Roma. En la Iglesia han desaparecido las luces de astros refulgentes, como: San Ambrosio (397+), san Jerónimo (420+) y san Agustín (436+).

Su primera formación, Benito, la recibió en casa. Para la continuación de sus estudios, sus padres lo enviaron a Roma; acompañado de su nodriza. Roma era una ciudad con un ambiente demasiado profano, situación que desagradó a Benito.

Para el año 500 Benito debió partir de Roma. No por considerar malos los estudios, sino porque la vida de estudiante está llena de peligros, «huye por miedo a perderse enteramente en el temible precipicio de la ambición y de la sensualidad».

Acompañado de su nodriza deja Roma y se instala en Efinde (hoy Afile). Lugar en el cual, el santo obró milagros. Acciones que le hacieron ganar la admiración del pueblo, pero que también lo llevan a huir una vez más.

Esta vez abandona a su fiel nodriza y se aparta definitivamente del mundo, refugiándose en la gruta de Subiaco. Donde vivió por tres años y donde experimento: la vida solitaria estricta, la comunicación con Dios, penitencias hasta la extenuación; los peligros de la vida solitaria: tristeza, tentación, angustia; la presencia del demonio con todas sus falacias tentadoras. «Las etapas de la vida de san Benito después de su decisión de abandonar el mundo se van orientando progresivamente hacia una vida de comunidad».

Su fama de santo se divulgó por los alrededores y comenzaron a llegarle discípulos. Los monjes de Vicóvaro lo reclaman como abad, pero molestos por sus austeridades intentan envenenarlo, situación de la cual escapa milagrosamente y regresa a Subiaco.

Con un grupo nuevo de discípulos que recibió empezó a llevar una vida cenobítica. A los cuales, después dividió en grupos de 12 en 12 monasterios. Junto a su monasterio de San Clemente, Benito creó una especie de escuela donde él personalmente asumió la formación de los jóvenes, de entre estos sobresalen Placido y Mauro.

Mas por envidia e intentos de homicidio de un tal Florencio, sacerdote de una Iglesia cercana. San Benito con un grupo de monjes parte de ese lugar con destino a lo que será el gran monasterio de Montecasino, donde se instaló alrededor del año 529. Y  cerca de Montecasino fundó otro monasterio para su hermana santa Escolástica.

«Mas la importancia histórica de san Benito no está en la fundación de un monasterio en Subiaco, otro en Montecasino y un tercero en Terracina. El gran mérito de san Benito está en la composición de su Regula Monachorum».

La cual: «Después de mil quinientos años de su redacción, continúa animando el ser y el hacer de muchos hombres y mujeres que se han puesto en seguimiento de Cristo».


Fuente: Jesús A. Gomez, cmf, Historia de la vida religiosa, Vol. I, Publicaciones Claretianas, España, 1987, pp. 467-474.