Los
Dominicos
Los
dominicos: es la llamada Orden de los Predicadores, apoyada por el gran papa
Inocencio III y aprobada más tarde por Honorio III en 1216. Fue fundada por
santo Domingo de Guzmán, nacido en España hacia el año 1170.
Sale
al encuentro de los herejes cátaros o valdenses, imitando la pobreza de Cristo
pobre y aceptando las controversias dogmáticas con ellos. El obispo de Toulouse
(Francia) aprueba en el año 1215 al pequeño grupo de predicadores:
“Constituimos como predicadores en nuestra diócesis al hermano Domingo y a sus
compañeros, a fin de extirpar la corrupción de la herejía, arrojar los vicios,
enseñar la regla de la fe e inculcar sanas costumbres a los hombres”.
Su
programa regular es portarse como religiosos, es decir, hacer los tres votos de
pobreza, castidad y obediencia; ir a pie, predicar la palabra evangélica, vivir
la pobreza de Jesús, alimentándose con lo que les dan. Fin y objeto de la nueva
orden era crear un grupo de sacerdotes aptos y altamente preparados para
predicar al pueblo la sana doctrina. Dedicaron, pues, los dominicos especial
atención al estudio. Tanto descollaron en las ciencias que, en vida del
fundador, enseñaban ya en la universidad de París. En esa universidad brillaron
de manera especial san Alberto Magno y santo Tomás de Aquino.
La
organización de la orden es democrática. Los cargos son electivos y temporales.
Tan sólo el maestro general es elegido para toda la vida. No disponen de las
rentas de las grandes abadías, sino que obtienen de las limosnas los medios de
subsistencia. Se dirigen especialmente a las gentes de la ciudad, a los
miembros de las corporaciones y enseñan en las universidades. En 1216 el papa
aprueba esta orden, y adoptan la regla de san Agustín. El papa Gregorio IX les encarga la responsabilidad de la
inquisición eclesial.