domingo, 12 de mayo de 2013


Los Franciscanos

Los Franciscanos: Francisco, nacido en Asís (Italia) hacia el año 1181, era hijo de un rico mercader, y en el año 1205 abandona sus sueños de caballería para consagrarse a la Dama Pobreza. Se encuentra con Cristo pobre en un leproso. Cree al principio que Cristo le pide que repare las iglesias, como la de san Damián; pero más tarde comprenderá que Dios le llama a la reforma de la Iglesia, en la que se filtran abusos y modos de vivir que contradicen la santidad de las costumbres y la doctrina de la Iglesia. Después de devolver a su padre todos sus bienes e incluso sus vestidos, pide como limosna la comida y los materiales de construcción. Su vida es la de los ermitaños. Pero en 1208, oye el evangelio en la iglesia de la Porciúncula: “Id, proclamad que está cerca el reino de Dios. No llevéis oro ni plata...”. Con algunos compañeros, va por los caminos proclamando con alegría la buena nueva de la paz. Predica sin ser sacerdote. Se sentía indigno de serlo, y nunca quiso recibir la ordenación sacerdotal.

Su lema es: “paz y bien”. No quiere pronunciar ningún juicio contra los sacerdotes ni contra los demás pastores de la iglesia. Pide tan sólo un espacio de libertad para vivir según el evangelio. El papa Inocencio III aprueba en 1209 el género de vida de los que desean ser “menores”, estar entre los más pobres en la escala social. Se limitarán a una predicación moral, y no tanto doctrinal, como los dominicos. En 1209, Francisco tiene doce compañeros; diez años más tarde son 3.000. En 1212, Clara y sus compañeras siguen el ejemplo de Francisco y así fundan la orden de las Clarisas.

En 1219 Francisco parte hacia los santos lugares y se esfuerza en convencer al sultán de Egipto para que respeten los Santos Lugares. Algunos de sus hermanos desean tener una organización más rigurosa, unos conventos, unas casas de estudio. Aquello le preocupa a Francisco. Aunque el evangelio sea su única regla de vida, ve la necesidad de redactar una regla (1223). Pero continúa con su gozosa predicación.

La Navidad de 1223 la celebra organizando, por primera vez en la historia de la iglesia, un Belén viviente. Al año siguiente queda marcado con las llagas o estigmas de Cristo, pero no pierde la paz y la alegría. Es famoso su Cántico de las Creaturas, en el que canta su amor a la naturaleza, al sol, al agua... y Dios creador de todo. Procura la paz entre los señores locales.

Su testamento de 1226 expresa cierta nostalgia de los comienzos. Fiel a visión sobrenatural de la vida, acoge con serenidad a la “hermana muerte” el 3 de octubre de 1226. Dos años más tarde es canonizado. La orden de hermanos menores tuvo una existencia difícil, pues se dividió por el diverso modo de interpretar la fidelidad a su fundador. A pesar de ello, Francisco siguió siendo el santo más popular de la Edad Media. Es el testigo por excelencia de la vuelta al evangelio, y desconcierta a sus contemporáneos medievales con su imitación radical de Cristo, con su amor a la naturaleza, y con su rechazo de toda riqueza que con frecuencia falsea las relaciones entre los hombres. 


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